ACCESIBILIDAD COGNITIVA: una discusión necesaria.
Actualizado: 10 jun 2020
¿Reconoces esta imagen?
Se trata del símbolo establecido por la ONU en el año 2015 para representar el concepto de Accesibilidad Universal, subsanando el reduccionismo del anterior Símbolo Internacional de Accesibilidad (SIA), comúnmente utilizado hasta el día de hoy, dado su extenso reconocimiento y popularidad mundial. Este último sitúa a una persona en una silla de ruedas sobre un fondo azul, propio de la señalética relativa al área de la salud, que sólo 44 años después de su creación, en 1968, evolucionó de una actitud pasiva a una activa y autodeterminada.
De este SIA de fines de los sesenta, pudiera desprenderse como conclusión que bastaría con una rampa de menor inclinación, que permitiese el desplazamiento independiente de las personas con movilidad reducida y uso de silla de ruedas, para cumplir con asegurar el derecho de participación autónoma de todas las personas con discapacidad.
Este panorama empeora para las personas con discapacidad sensorial, quienes ven acotadas sus soluciones de accesibilidad al uso del sistema Braille y a la Lengua de Señas. Y por supuesto, también pueden usar la rampa.
¿Y las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, con discapacidad psíquica, los adultos mayores que presentan deterioro cognitivo, las personas con analfabetismo funcional, los migrantes de habla distinta al del país de residencia? ¿Es la rampa la solución de accesibilidad para su participación autónoma en la comunidad en la que viven y se desarrollan?
La situación actual del SIA, es un claro ejemplo de la invisibilización de los requerimientos de accesibilidad de un amplio sector de la población, como lo es también la interpretación (e implementación) que se hace del concepto de Accesibilidad Universal. Como consecuencia de esa mirada incompleta, existe una falta de concientización acerca de la necesidad de incorporar y diversificar estrategias para la participación de todos y todas los que conformamos esta Sociedad Global.
El concepto de Accesibilidad Universal, según la Ley 20.422 de Igualdad de Oportunidades e Inclusión Social. es definido como “la condición que deben cumplir los entornos, procesos, bienes, productos y servicios, así como los objetos, instrumentos, herramientas y dispositivos, para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas, en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible”, alude a un abanico de funcionamiento y participación social más amplio que el de los “beneficiarios” de nuestra rampa del comienzo.
Por tanto, ¿cómo operativizar la “Universalidad” de la Accesibilidad?
Según el Diccionario de la Real Academia Española.
Lo “Universal”, como adjetivo, hace referencia a:
Que comprende o es común a todos en su especie, sin excepción de ninguno.
Que lo comprende todo en la especie de que se habla.
Que pertenece o se extiende a todo el mundo, a todos los países, a todos los tiempos.
Existe una coherencia entre esta definición y el concepto de “Diseño para Todos” . Esta metodología, que tiene como máxima favorecer la participación del mayor número de personas posible en todos los ámbitos de la sociedad, ¿logra efectivamente la participación de una realidad social diversa? ¿Puede ser que, a la hora de concretar este concepto en estrategias de diseño, se pierda de vista el objetivo para el que se propone?
("Diseño para Todos" se trata de “concebir o proyectar entornos, procesos, actividades, bienes, productos, servicios, objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos, de tal forma que puedan ser utilizados por todas las personas, independientemente de la edad, el género, las capacidades o el bagaje cultural, y con tanta independencia como sea posible”. (Metodología de Diseño para todos: herramientas para considerar las capacidades cognitivas. Vía Libre- Fundación ONCE).)
Una radiografía actual de la sociedad global, nos muestra el envejecimiento progresivo de la población mundial, continuos movimientos migratorios y el reciente reconocimiento de la neurodiversidad. ¿De qué manera aprovechar la oportunidad de aprendizaje y desarrollo social que nos brinda este contexto? Favoreciendo la convivencia del individuo en su entorno, tanto en sus relaciones, como en su participación activa en el mismo: compartir para convivir, convivir para conocer, conocer para ser.
Sin embargo, para convivir es necesario compartir espacios de participación social y, ¿qué tan preparados están esos espacios para albergar a la diversidad? A diario encontramos situaciones discriminatorias para personas usuarias de silla de ruedas, para personas ciegas, personas sordas y muchas otras condiciones de funcionamiento personal. Pero, ¿somos conscientes de la exclusión que sufren aquellas personas que presentan un funcionamiento cognitivo que, al entrar en interacción con un entorno diseñado para unos pocos, ven limitada la comprensión del mismo?
¿Cómo participar de un juego del que no comprendo las reglas?
Esta pregunta nos lleva a considerar el concepto que da nombre a este artículo: la “Accesibilidad cognitiva”, Pérez-Castilla Álvarez, L. y Sebastián Herranz la definen como “la propiedad de la interacción de la persona con el entorno, sean cuales fueren sus capacidades cognitivas, para que dicho entorno resulte de fácil comprensión y uso, de manera que le permita participar en todos los ámbitos de la sociedad".
Un ejemplo claro de accesibilidad cognitiva es la metodología de Lectura Fácil:
“una forma de escribir,
para que las personas con dificultades de comprensión
puedan entender lo que leen”.
(Definición de “Lectura Fácil” adaptada a Lectura Fácil (LF). En: https://www.plenainclusion.org/content/lectura-facil)
¿Y para quién sería útil esta forma de presentación de la información? Muchos de nosotros nos hemos visto enfrentados a una multa de estacionamiento. Un “simple papel” que pone en juego nuestra comprensión, de tal manera que acabamos compartiéndolo con otra persona para, en el mejor de los casos, confirmar que hemos entendido su contenido.
En la misma línea, vemos como el uso de tecnicismos y giros gramaticales “inunda” los contratos de trabajo, de compra-venta de bienes materiales, leyes nacionales e internacionales y un largo etcétera, dificultando su entendimiento, lo que puede generarnos inconvenientes en el ámbito personal y/o social.
Ahora, ¿se atreven con el prospecto de cualquiera de los medicamentos que tienen en su botiquín?
Parece que estas dificultades de comprensión no nos son tan ajenas...
Y llegados a este punto, es interesante mencionar un estudio realizado por la organización Plena Inclusión España, denominando “A Cada Lado” (clic aquí). Se basa en las respuestas de 367 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, que han estado o están privadas de libertad. En este estudio, se pone de manifiesto que “el actual sistema [refiriéndose al sistema judicial español] adolece de procesos específicos de prevención del delito para estas personas [personas con discapacidad intelectual], así como de acompañamiento y apoyo durante el procedimiento judicial, el cumplimiento de la pena (con las adaptaciones que son necesarias), y los procesos de reinserción y retorno a la comunidad”. Según estos resultados, no estaría de más ampliar el planteamiento de la pregunta anterior: ¿Cómo, y de qué manera, participar de un juego del que no comprendo las reglas?
El significado que elaboramos del contexto en que nos desenvolvemos, determina en gran medida nuestra actuación social. Entonces la dificultad de comprensión del mismo ¿puede ser un factor de riesgo para la aparición de conductas catalogadas como socio-delictuales? ¿podría verse favorecida la convivencia y la ciudadanía activa con la implementación de estrategias enfocadas en la Accesibilidad Cognitiva del entorno?
Para acompañar la reflexión, se sugiere revisar la Ley de derechos y garantías de personas con discapacidad en Aragón - España (clic aquí para leer), adaptada a lectura fácil. Este formato, “amigable” desde el diseño, es el ejemplo de que otra modalidad de presentación es posible y además beneficia el acceso a la información de todas las personas, no sólo de aquellas que presentan un diagnóstico de discapacidad intelectual.
De esta manera, se generaliza el conocimiento de los derechos fundamentales al mayor número de ciudadanos posible, lo que contribuye a la participación activa en acciones que aseguren, promuevan y promocionen los mismos, marco imprescindible para el desarrollo personal y social.
En un mundo globalizado, en el que el acceso a la información es constante y el tránsito de datos permanente, el extenso reconocimiento y la popularidad de un símbolo de hace 50 años, no puede ser el motivo que dificulte el avance hacia un concepto en el que la inclusión es la idea central.
Es necesario visibilizar las actitudes, creencias, prácticas y valores que limitan la consideración de este fenómeno social y modificar los mismos: Un verdadero cambio cultural que nos permita transitar de lo diferente a lo diverso.
“Acercarnos al ajeno,nos convierte en semejantes”
Ruth Duque Caballero
Psicóloga
Terapeuta Ocupacional
Diplomada en Educación en Derechos Humanos
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